Juan tiene veintiséis años y tiene cáncer en estado terminal. Está ingresado en el hospital pero está harto de sentirse
enfermo. Así que una noche ayudado por su amiga Marta, huye de allí.
Juan quiere pasar una noche normal, como uno más. Quiere beber con sus amigos, echarse un futbolín, unos dardos,
fumarse un porro en la calle mientras amanece y sentir que todo lo demás no existe… Que pasen las horas, sin prisa.
Con los que más quiere.
Esa es su despedida. Pasar así una última noche.
Pero irse como uno quiere no es tan fácil, ni todo el mundo está de acuerdo. Porque la felicidad, a veces, también
desgarra.