La preadolescencia marca un momento fundamental en la vida de cada una; una gran metamorfosis llena de emociones y nuevos descubrimientos, pero también la importancia de la pérdida de la inocencia. Las grabaciones domésticas de una niña de 13 años llevan a la autora a revivir aquel verano; la primera vez que fue consciente de la mirada externa, provocando un cambio irreversible en cómo se percibía a sí misma y a su entorno. A través de la voz en off, la autora relata su testimonio. Un viaje emocional que invita a las espectadoras a volver a las imágenes, creando así un espacio de diálogo, de reconciliación con un pasado relegado al olvido y de reflexión sobre la importancia de la memoria colectiva.